Los Bosques
Autor: Juan Carlos Guix
Las tendencias actuales
Según estimaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), la superficie actual de los bosques representa un 25% de la superficie total de las tierras emergidas del planeta (aproximadamente unos 3,400 millones de hectáreas de bosque). Más de la mitad de la cubierta arbórea del mundo se encuentra en países en desarrollo, que tienen una tasa anual de pérdida forestal de 0.65%. Por otra parte, los bosques están en plena expansión en los países más ricos, sea como consecuencia de las repoblaciones comerciales, sea por el abandono y reforestación natural de antiguas superficies agrícolas. Un análisis superficial de estos datos parecería indicar que, de forma general, los países más ricos conservan mejor los bosques que los países pobres. Sin embargo, un análisis más detallado indica que esto no es exactamente así.
Es cierto que los países ricos conservan mejor sus bosques. Por razones estratégicas o de mercado, algunos países ricos prefieren consumir madera y pasta de celulosa procedente de otros países antes que agotar sus propios recursos forestales. De este modo, los países ricos son los principales importadores de madera de los países tropicales. Además, son los principales impulsores de proyectos agropecuarios (ganadería extensiva) y de infraestructuras (por ejemplo: grandes centrales hidroeléctricas y carreteras) en los países pobres, que muchas veces provocan la destrucción de grandes superficies forestales. Así pues, se podría decir que las economías de los países desarrollados son las que más bosques consumen en el mundo.
No obstante, la pobreza también es una gran consumidora de árboles. En gran parte de las zonas rurales de los países tropicales, la leña es aún la principal fuente de combustible. Además, la ancestral estrategia de agricultura de subsistencia denominada “roza, tumba y quema” todavía persiste, a pesar de que ya existen conocimientos y tecnología suficientes para el desarrollo de una agricultura más rentable en suelos tropicales, que no precisa de una búsqueda casi permanente de nuevas tierras fértiles.
¿Qué es un bosque?
Existen muchas aproximaciones y definiciones de lo que debe o lo que no debe entenderse por bosque.
Lo que caracteriza a un bosque no es la presencia de árboles más o menos altos, sino su densidad, o sea, el grado de cobertura de las especies arbóreas en relación a la superficie cubierta. Dependiendo de la densidad, una formación vegetal podrá tener una fisonomía más abierta (tipo sabana) o más cerrada (tipo bosque). Existen formaciones vegetales complejas, con estratos arbóreos bien definidos que, sin embargo, son difíciles de clasificar. Así, por ejemplo, lo que para unos es un “bosque medio abierto“, puede ser una “sabana medio cerrada” para otros. La existencia de un suelo predominantemente cubierto por gramíneas (Poaceae) es un buen indicador de que la cantidad de luz que alcanza el suelo es elevada y, por lo tanto, que la densidad de especies arbóreas es demasiado baja para considerar una formación vegetal como bosque.
¿Quién planta los bosques naturales?
Se puede decir que los animales frugívoros, el viento y el agua son los principales diseminadores de semillas en los bosques de todo el mundo. Las ventajas más evidentes de disponer de agentes bióticos (animales) y abióticos (viento, agua e incluso el propio fuego) de transporte de semillas son:
- mayores posibilidades de colonización y supervivencia; y
- un intercambio genético más efectivo entre las poblaciones de plantas.
Existen grupos de plantas que producen semillas con estructuras específicas para aumentar la flotabilidad en el aire (semillas anemocóricas) o en el agua (semillas hidrocóricas). Otras están cubiertas por tejidos nutritivos (pulpa, arilos) que las hacen atractivas para diversos animales, que las consumen y transportan en sus tractos digestivos (ej: semillas endozoocóricas). Entre los animales transportadores de semillas por vía gástrica destacan los vertebrados, tanto por su mayor movilidad como por su capacidad de transporte.
En los bosques tropicales son importantes diseminadores de semillas las aves, los primates arborícolas, los murciélagos frugívoros y algunos roedores; en los bosques de tipo mediterráneo las aves frugívoras, los mamíferos carnívoros y algunos roedores juegan también un papel muy importante en el transporte de semillas. Estos mecanismos de distribución de semillas por animales funcionan bien porque las plantas que producen frutos y los animales frugívoros establecen con frecuencia relaciones mutualistas en las que la planta cede alimento al animal y éste, a cambio, transporta sus semillas a sitios distantes de la planta madre.
Ir a Bosques parte 2