Pérdida biodiversidad

Effecto de pérdida de biodiversidad

Basado en Jeffery Burley. 2002. Panorámica de la diversidad biológica forestal. Unasylva – Forest Biological Diversity Vol. 53- 2002/2

El término “biodiversidad” -contracción convencional de “diversidad biológica”- es un recurso fundamental, pues incluye las especies del mundo y sus genes constitutivos, de los que depende la salud y la prosperidad de la humanidad, así como el buen orden del medio ambiente. La pérdida de ecosistemas, especies y genes es una importante amenaza para la supervivencia humana y de otros organismos.

TRES NIVELES DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA

La diversidad biológica se refiere al número, la variedad y la disposición de los organismos vivos (esto es, toda vida en el planeta) (FAO e IUFRO, 2002). Suele describirse, cuantificarse, tratarse y utilizarse en tres niveles.

  1. Primero, comprende la variación genética hereditaria dentro de y entre poblaciones de una determinada especie; este nivel tiene particular interés para genetistas y mejoradores de especies y se refiere a variación cuantitativa y cualitativa de la población, variación de genotipos y frecuencias, efectos y flujos de alelos (las diversas formas mutacionales de un gen determinado, y las unidades sobre las que actúa la selección para producir diversidad genética).
  2. Segundo, se refiere a variación entre especies, que interesa en especial a taxonomistas, ecologistas y conservacionistas y tiene en cuenta el número, la abundancia o rareza y el endemismo de las especies; corrientemente se ha tomado como sinónimo del término original “diversidad” utilizado por los ecologistas teóricos al analizar la competición y la coexistencia de las especies (Pielou, 1994).
  3. Tercero, hace referencia a la variación entre ecosistemas y a la forma en que las especies interactúan entre sí y con su entorno; este aspecto es por supuesto de gran importancia para los ecologistas, pero es especialmente importante para quienes se ocupan del ecosistema o el paisaje, ya que incluye la importancia mundial y local de la composición, la estructura y la función de los ecosistemas y la existencia de los llamados “puntos calientes” de variabilidad biológica.

DIVERSIDAD BIOLÓGICA FORESTAL

Diversidad biológica forestal es la diversidad dentro de los bosques en esos tres niveles. Comprende todas las especies de plantas, animales y microbios presentes en el bosque, no sólo las especies arbóreas. Sólo en los bosques tropicales hay alrededor del 50 por ciento de todos los vertebrados conocidos, el 60 por ciento de las especies vegetales y tal vez el 90 por ciento del total de especies mundiales. Como ecosistemas, los bosques varían mucho en todo el mundo y comprenden las siguientes categorías principales:

  • bosques boreales en los que domina una especie maderera;
  • bosques templados mixtos con varias especies de frondosas;
  • bosques templados perennifolios con una serie de especies coníferas;
  • bosques tropicales pluviales con una gran diversidad;
  • bosques tropicales caducifolios con diversidad relativamente baja;
  • bosques tropicales secos con pocas especies en rodales abiertos.

En cada uno de estos ecosistemas hay una serie de tipos que tienen sus propios componentes característicos de fauna y flora que han de ser evaluados, valorados y administrados de manera diferente.

Flor de Metrosideros polymorpha, variante amarilla.
La diversidad biológica a nivel de especies incluye el número, abundancia o escasez y el endemismo de las especies; en la imagen flor de Metrosideros polymorpha, variante amarilla. Especie arbórea siempre verde de la familia Myrtaceae endémico de las islas de Hawa’i
Fuente: Wikimedia

En cada tipo de bosque, la diversidad de especies arbóreas se conoce y cuantifica relativamente bien, y las especies vegetales están bastante bien caracterizadas; no obstante, todavía queda mucho por descubrir sobre las especies animales y microbianas, sus identidades, variación genética, interacciones y usos para el hombre. Pero incluso entre plantas y animales la atención y los recursos se aplican sobre todo a las especies visualmente atractivas o carismáticas antes que a las menos visibles y atractivas que pueden ser igualmente importantes en el conjunto del ecosistema. Algunas de estas especies menos “populares” pueden tener usos hasta ahora desconocidos. A menudo se promueven la conservación y el ecoturismo mediante vistosas imágenes de grandes mamíferos, aves y macrolepidópteros, pero microlepidópteros y hormigas son indicadores válidos de cambio ambiental, y hongos invisibles son esenciales para el funcionamiento del ecosistema.

La diversidad biológica a nivel del paisaje hace referencia a la variación en la composición, la estructura y la función de los ecosistemas; en la imagen, un bosque boreal bien ordenado en Finlandia con un mosaico de especies.
Fuente: ARM, Dept. Energía EE.UU.

Biodiversidad animal en los bosques

La rica vida animal de los bosques ha recibido relativamente poca atención de los silvicultores. Sin embargo, las especies animales son vitales para los ecosistemas forestales en diversos aspectos:

  • pastos – el pastoreo y el ramoneo de los animales condiciona la estructura de la vegetación y puede influir también sobre su composición;
  • predación sobre especies animales potencialmente dañinas – los grandes y pequeños predadores reprimen la multiplicación de especies constitutivas de plagas;
  • polinización – murciélagos, aves, mariposas, polillas, abejas y otros insectos polinizan las especies vegetales forestales, incluidos los árboles;
  • dispersión de semillas – la dispersión de semillas por murciélagos, aves y otros animales es a menudo esencial para la supervivencia de las especies vegetales;
  • germinación – las semillas de ciertas plantas necesitan pasar por el sistema digestivo de un rumiante o una ave para poder germinar;
  • predación de semillas – los predadores de semillas, como antílopes, aves, elefantes y primates, y también los insectos, ayudan a mantener el equilibrio de la composición de especies vegetales en los ecosistemas.

Estas funciones en el ecosistema pueden tener también importancia económica. Por ejemplo, cuando especies vegetales de interés económico son polinizadas por los animales (como el durión de Asia sudoriental, polinizado por murciélagos de las cavernas), una reducción de la eficiencia polinizadora podría tener repercusiones económicas. Análogamente, la pérdida de predadores por el uso indiscriminado de plaguicidas puede traducirse en brotes de plagas con las consiguientes pérdidas económicas.

La diversidad animal en los bosques tiene también una significación económica por los ingresos generados por el ecoturismo; el comercio en aves, insectos, mamíferos y reptiles atractivos y cotizados en el mercado; y los ingresos obtenidos de la venta de carne (animales silvestres cazados o capturados por su valor alimentario). La carne de los animales del bosque es también importante para la nutrición de muchas personas que viven en los bosques o cerca de ellos.

Los conservacionistas han acuñado la expresión “síndrome del bosque vacío” para referirse a los bosques cuya fauna ha sido esquilmada por la caza hasta el punto de reducir gravemente su función ecológica y su papel económico actual o potencial. Las implicaciones a largo plazo para los ecosistemas forestales de la pérdida de especies animales no están claras, porque la cuestión no ha sido bien estudiada y es probable que los efectos se manifiesten sutil y gradualmente.

La reproducción de muchas especies vegetales depende de la presencia de un polinizador específico, como la zarigüeya enana que poliniza el eucalipto en Australia.
Foto de Australian Wildlife Conservancy.

VALOR Y USO DE LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA FORESTAL

La atención pública y política que se presta en general a la diversidad biológica es con frecuencia instintiva, y a menudo se olvidan las razones para conservar y utilizar tal diversidad. Aunque se aprecien y cuantifiquen los niveles de diversidad, muchas veces se pasan por alto las necesidades humanas. Es muy difícil atribuir valores económicos a la diversidad biológica, y hay fuertes razones para pensar que moralmente supera cualquier valoración; sin embargo, políticamente es esencial hacer estimaciones de los valores relativos para disponer zonas y programas de conservación, programas de mejora genética e investigaciones para asegurar la supervivencia en el futuro y el uso sostenible. Flint (1991) formuló una tipología de valores para la diversidad biológica distinguiendo entre valores de uso y no de uso.

Son valores de uso los valores utilitarios actuales o futuros de la diversidad biológica para el hombre; pueden subdividirse en valores directos, indirectos y opcionales. Valores de uso directos son:

  • el consumo de productos forestales y arbóreos como caza, frutos, forraje, medicinas, leña o madera;
  • la mejora de la producción mediante el uso de genes en la arboricultura;
  • los usos no consumidores de los ecosistemas con fines recreativos, turísticos, culturales y religiosos.

alores de uso indirectos son los servicios relacionados con los procesos ecológicos y el medio humano, como moderación del clima; ciclos hidrológicos, del carbono y de los nutrientes; flujo del agua y conservación de suelo, cuando dependan de la diversidad de especies. Los valores opcionales se manifiestan en la voluntad del público de pagar por tener acceso a ciertos hábitats, especies o genes. En casi todos los países hay ahora zonas y parques nacionales de conservación, pero se debate mucho sobre otros valores opcionales (como los usos medicinales), porque los valores pretéritos de recursos conocidos pueden no ser una buena guía para los valores futuros de recursos aún desconocidos. Siempre es posible que una especie no alcance nunca un valor material, pero tendrá no obstante un valor ético o de existencia.

Está claro que todos estos conceptos son aplicables a los bosques y que los valores se reducen si los bosques se dedican a otros usos de la tierra, se perturban o se fragmentan (Young y Boyle, 2000; Young, Boshier y Boyle, 2000). Los bosques tropicales en particular son ecosistemas frágiles y sus especies son vulnerables a los cambios del hábitat causados por el hombre o naturales. Los efectos potenciales del cambio climático y la contaminación sobre los bosques y su diversidad biológica en todo el mundo todavía no se han determinado ni se han construido modelos cabales al respecto, pero está claro que en muchos países los espacios forestales que se habían reservado como zonas de conservación dejarán de ser un hábitat adecuado para muchas de las especies para cuya conservación se concibieron (Geburek, 2000; Innes y Haron, 2000).

Plantaciones forestales y diversidad biológica

Algunos grupos ecologistas han hablado de las plantaciones forestales como “desiertos biológicos”. Es cierto que las plantaciones forestales suelen tener en conjunto menor diversidad biológica que los bosques indígenas, y que su biota asociada difiere también en composición de la que poseen los bosques indígenas de la misma región. Ahora bien, las plantaciones no se proponen en general sustituir a los bosques naturales, sino complementarlos. La mayor parte de las plantaciones forestales se establecen en tierras degradadas o yermas, y contienen mucha más diversidad biológica que la tierra degradada, y también más que la mayoría de los cultivos agronómicos. Los diversos surtidos de biota presentes en las plantaciones forestales vienen pues a añadirse a la diversidad biológica regional, lo que supone un efecto claramente benéfico.

Referencias

  • FAO y Unión Internacional de Organi-zaciones de Investigación Forestal (IUFRO). 2002. Diversidad biológica.Glosario multilingüe sobre recursos genéticos forestales.
  • Flint, M. 1991. Biological diversity and developing countries: issues and options, a synthesis paper. Londres, Reino Unido, Overseas Development Administration
  • Geburek, T. 2000. Effects of environmental pollution on the genetics of forest trees. En A. Young, D. Boshier y T. Boyle, eds. Forest conservation genetics: principles and practice, p. 135-157. Collingwood, Australia, CSIRO Publishing y CABI Publishing.
  • Innes, J.L. y Haron, A.H., eds. 2000. Air pollution and the forests of developing and rapidly industrializing regions. IUFRO Research Series No. 4. Wallingford, Reino Unido, CABI Publishing.
  • Pielou, E.C. 1994. Biodiversity versus old-style diversity: measuring biodiversity for conservation. En T.J.B. Boyle y B. Boontawee, eds. Measuring and monitoring biodiversity in tropical and temperate forests, p. 5-17. Bogor, Indonesia, CIFOR.
  • .Young, A., Boshier, D. y Boyle, T., eds. 2000. Forest conservation genetics: principles and practice. Collingwood, Australia, CSIRO Publishing y CABI Publishing.
  • Young, A.G. y Boyle, T. 2000. Forest fragmentation. En A. Young, D. Boshier y T. Boyle, eds. Forest conservation genetics: principles and practice, p. 123-134. Collingwood, Australia, CSIRO Publishing y CABI Publishing.
  • Unasylva – No. 209 – Diversidad biológica forestal Vol. 53 2002/2

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