La lucha contra la contaminación atmosférica

Sub-tópicos:

  1. Principios generales y objetivos
  2. Estrategias de lucha contra la contaminación atmosférica
  3. Acciones para combatir la contaminación atmosférica
    1. Acciones curativas
    2. Acciones preventivas
  4. Programas de vigilancia
    1. Procedimientos fisicoquímicos
    2. Indicadores biológicos
  5. Aspectos legislativos y administrativos

Programas de vigilancia

Entendemos por vigilancia de la contaminación atmosférica el procedimiento utilizado para la evaluación de la concentración de contaminantes atmosféricos, con el fin de conocer la calidad del aire y su evolución en el tiempo y en el espacio. La realización de tal vigilancia es necesaria para proteger la salud del hombre, los ecosistemas y los bienes en general.

En el diseño de un programa de vigilancia de la contaminación atmosférica se debe tener en cuenta, en primer lugar, la escala del problema de contaminación, ya que éste puede abarcar aspectos mundiales (aumento de la concentración del CO2 en la atmósfera), aspectos nacionales (problema de las lluvias ácidas) o aspectos locales (problemas de contaminación convencional).

Por otra parte, hay que considerar el objetivo fijado para el programa de vigilancia. Entre los distintos objetivos podemos señalar: conocer la evolución de los efectos de los contaminantes, vigilar que no se superen los niveles de inmisión fijados por las normas, evaluación de la eficacia de los programas de lucha contra la contaminación, etc.

Según cual sea la escala y el objetivo a cubrir por el programa de vigilancia, éste requerirá el empleo de métodos y técnicas específicas para la obtención de los datos necesarios.

Se utilizan principalmente dos procedimientos diferentes para la vigilancia de la calidad del aire: uno basado en las técnicas del análisis fisicoquímico y otro basado en la técnica de los indicadores biológicos.

Procedimientos fisicoquímicos

El análisis de los contaminantes presentes en la atmósfera por este procedimiento consiste en la toma de muestras de aire en las distintas estaciones que componen la Red de Viglancia a las que somete a distintos procesos analíticos para la determinación de los diferentes contaminantes. Las etapas que comprende este procedimiento son:

  • Toma de muestras.
  • Acondicionamiento de las mismas.
  • Análisis.

Por lo general, la toma de muestras incluye la separación del contaminante del seno del gas por filtración o por retención en un absorbente líquido.

Indicadores biológicos

La técnica de los indicadores biológicos se basa en la sensibilidad que presentan algunas especies o variedades de plantas a ciertos contaminantes gaseosos atmosféricos, que permiten identificar la presencia de estos contaminantes y vigilar la evolución de la contaminación atmosférica.

Los contaminantes más comúnmente detectados mediante indicadores biológicos son el ácido fluorhídrico (HF), el etano (C2H4), el anhídrido sulfuroso (SO2), los oxidantes fotoquímidos (PAN) y el ozono (O3), los metales pesados y los isótopos radiactivos.

Entre las distintas especies animales y vegetales empleados como indicadores biológicos, los líquenes son los más ampliamente empleados en contaminación atmosférica. Los líquenes, entidad morfológica compuesta por la asociación simbiótica de un hongo y un alga, son muy sensibles a la contaminación atmosférica, principalmente al SO2, HF y ClH. Estos contaminantes producen alteraciones morfológicas y fisiológicas en los líquenes. Esto, unido a que su actividad fotosintética es continua, su gran capacidad de acumulación de contaminantes tales como azufre, plomo, flúor e isotopos radiactivos que toman de la atmósfera, que es su única fuente de alimentación, y su larga longevidad, que permite seguir la evolución de la contaminación, los hace especialmente aptos para ser utilizados como indicadores biológicos de la contaminación atmosférica.


Aspectos legislativos y administrativos

Formuladas las estrategias de lucha contra la contaminación atmosférica es necesario poner en práctica los instrumentos eficaces que hagan posible la ejecución de tales estrategias.

La promulgación de una legislación eficaz y la articulación racional de los mecanismos administrativos son los mejores medios de que se dispone para conseguir convertir en realidad las estrategias de lucha contra la contaminación atmosférica.

Una ley para que sea eficaz ha de ser políticamente aplicable, técnicamente posible y económicamente no ha de suponer dificultades excesivas. Por otra parte ha de ser flexible, de forma que se pueda aplicar de la mejor manera a los diversos problemas que surjan.

Se pueden adoptar tres enfoques diferentes en el momento de abordar la legislación sobre la protección del medio ambiente. El primero consiste en que cada ley se ocupe de un solo aspecto ambiental; por ejemplo, la contaminación atmosférica, la del agua, etc. El segundo enfoque se basa en una ley única que regule las actividades que pueden dañar el ambiente y el tercero consiste en la integración de la legislación sobre el medio ambiente dentro de la planificación económica nacional.

Una combinación de estos enfoques parece que es la mejor solución para combatir el problema de la contaminación, aunque todavía no se tiene demasiada experiencia sobre su aplicación práctia en los distintos países.


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