Equística – Ciencia del establecimiento de las poblaciones humanas
Para Doxiadis (Doxiadis, C.A.: Ekistics, An Introduction to the Science of Human Settlements, Hutchinson, 527 p. Londres, 1968), en la formación de los establecimientos humanos concurren cinco elementos: la naturaleza (clima, suelo, vegetación, fauna, recursos minerales, agua…) es el continente, el hombre es el contenido, que forma grupos sociales o sociedades, con estratificación social, desarrollo económico, salud y bienestar, cultura, educación. El grupo social crea, para protegerse, refugios o “cascarones” (casas, almacenes, escuelas, hospitales, industrias..) unidos por redes (distribución de agua o de electricidad, sistemas de transporte o de comunicación, alcantarillado…).
Una combinación bien equilibrada de dichos elementos representa una instalación lograda.
La ciencia de los fenómenos que condicionan el establecimiento humano ha sido llamada equística por Doxiadis. Se basa en cinco grandes principios, que desde siempre han guiado al hombre en la forma de sus establecimientos:
- Maximación de los contactos potenciales con los elementos naturales (árboles y agua, por ejemplo), con las demás personas y con los trabajos humanos (edificios y carreteras).
- Minimación del esfuerzo requerido para la realización de dichos contactos.
- Optimación del espacio protector de las personas.
- Optimación de la calidad de las relaciones entre la persona y su entorno. Este principio conduce al orden fisiológico y estético, e influye en la arquitectura y el arte.
- Organización de los establecimientos para realizar una síntesis óptima de los cuatro principios anteriores; esta optimación depende del tiempo y del espacio, de las condiciones presentes y de la habilidad del hombre en realizar una síntesis. Cuando se ha terminado la creación de un sistema óptimo y armónico de paredes, techos, pisos, puertas y ventanas, que permite maximar los contactos potenciales (primer principio) empleando para ello un mínimo de energía (segundo principio), a la vez que permite el aislamiento (tercer principio) y establece las relaciones que se deseen con el entorno (cuarto principio), se puede hablar de un establecimiento humano logrado: el equlibrio entre el hombre y el medio que él ha construido queda instaurado.
Doxiadis considera que todo establecimiento humano puede ser clasificado, en función del número de habitantes, en unidades, siendo las principales:
- La persona
- El dormitorio
- El hogar familiar o vivienda
- El grupo de casas
- La ciudad tradicional
- La metrópolis
- La megalópolis
- La ciudad universal (ecumenópolis)
Es útil distinguir entre metrópolis y megalópolis. Mientras la metrópolis tiene una estructura derivada de un solo centro (mononuclear), la megalópolis es polinuclear, formada por la unión progresiva de ciudades próximas.
El nacimiento, crecimiento y desarrollo, y el declive de los distintos establecimientos humanos, dependen de la aplicación de 11 fuerzas equísticas.
- Las fuerzas de la gravedad impulsan el establecimiento de los habitáculos en las partes más bajas y llanas del territorio.
- Las fuerzas de la biología y
- Las fuerzas de la fisiología hacen intervenir las cualidades biológicas y fisiológicas del hombre; actúan especialmente en los establecimientos primitivos y rurales.
- Las fuerzas de la sociedad conducen a la concentración humana para realizar determinadas actividades en común (agrupación por oficios, por lugar de origen, etc.).
- Las fuerzas del movimiento destacan la necesidad humana de desplazarse efectuando un esfuerzo mínimo, e introducen la noción de equidistancia en relación al tiempo.
- Las fuerzas de seguridad resultan de la inquietud del hombre ante los peligros de todo tipo que le amenazan.
- Las fuerzas de organización interna y
- Las fuerzas de organización externa están ligadas con la necesidad general de los hombres (que se hacen políticos) de organizarlo todo (asociaciones o comités que se ocupan de los problemas más diversos).
- Las fuerzas de crecimiento resultan de la necesidad que manifiesta el hombre de controlar y guiar el desarrollo de sus establecimientos, de modo que toda parte nueva se integre en el conjunto preexistente con un esfuerzo mínimo.
- Las fuerzas de organización jerárquica traducen la voluntad del hombre oponiéndose al aumento de la entropía de los sistemas e impidiendo su desintegración.
- Las fuerzas geográficas deciden la forma de los establecimientos.
La respectiva influencia de estas fuerzas actúa de modo distinto según la importancia del establecimiento; al ir de las unidades equísticas menores a las mayores, hay una disminución porcentual de las fuerzas derivadas de las dimensiones físicas del hombre y de su energía personal, y un aumento progresivo de las que derivan directamente de la naturaleza y que actúan como un sistema de desarrollo y de operación. Por ejemplo, para una región en vías de convertirse en una megalópolis (Costa Azul franco-italiana, por ejemplo), las principales fuerzas que intervienen son las siguientes: 1, 5, 9, 10 y 11.
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