Las Ciudades II
Autor: Julen Rekondo
La participación ciudadana es esencial para
un cambio de rumbo hacia ciudades habitables
Como los ecosistemas naturales, los ecosistemas urbanos están compuestos de elementos físicos y biológicos interdependientes y dependientes a su vez de otros ecosistemas (…) Lo que distingue a los sistemas urbanos de los demás ecosistemas es la enorme preponderancia de su componente humano, con sus características sociales, culturales, económicas y políticas.
Defensa de la biodiversidad urbana
La demanda de superficie urbanizable, debido al flujo de inmigración hacia las ciudades, provoca que el déficit de áreas verdes en los núcleos urbanos sea cada vez mayor. La creación o rehabilitación de espacios verdes, el fomento de la agricultura periurbana, e incluso de la permacultura a escala doméstica, con pequeños huertos o “balcones comestibles”, son actividades que, además de favorecer la calidad de vida del ciudadano, ayudan a restaurar la diversidad biológica.
Huir de los exotismos vegetales y de las plantas sedientas, plantar especies autóctonas, arbustos, frutales, y utilizar sistemas de microrriego con aguas residuales depuradas y abonos orgánicos son las pautas a seguir para una gestión sostenible de la ecología urbana.
Participación ciudadana
La participación ciudadana es esencial para un cambio de rumbo hacia ciudades habitables. Los planes de reducción del tráfico, fomento del transporte colectivo y la bicicleta, ahorro de energía y agua, reducción y reciclaje de residuos, protección de las zonas verdes y de cultivo, no pueden fraguarse a puerta cerrada en los despachos de los responsables políticos y técnicos municipales. Por buenos que éstos sean, sin la participación ciudadana lo más probable es que acaben siendo anulados. Las iniciativas que se encaminen al cambio de modelo de ciudad deben emprenderse conjuntamente con las asociaciones ciudadanas. Fomentar la información y potenciar la participación de los ciudadanos resulta imprescindible para afrontar el cambio de modelo urbano y para fortalecer la vertebración social alrededor de futuros proyectos.
Ciudades sostenibles: un cambio de rumbo
La recuperación ecológica de la ciudad como base de un desarrollo sustentable arranca de un contexto que, al menos en el terreno de los principios, no puede ser más favorable. La práctica totalidad de los grandes organismos internacionales: Naciones Unidas, OCDE y la misma Unión Europea consideran el desarrollo sostenible como un tema central en la toma de decisiones políticas. Bien es cierto que el concepto de desarrollo sostenible, una expresión tan atractiva como ambigua, encuentra fácil acomodo en los más variados discursos. A este respecto, la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, marcó un hito muy importante. Y aunque en Río hubo más palabras que hechos, uno de sus principales logros, la Agenda 21, empieza a utilizarse como referente central en las políticas municipales de numerosos países. En Europa, más de 100 ciudades han suscrito la “Carta de Ciudades Europeas Sostenibles“, comprometiéndose a participar en las iniciativas locales de la Agenda 21 y a desarrollar programas a largo plazo hacia un desarrollo sostenible.
Por otra parte, se multiplican las experiencias de recuperación de barrios o de creación de nuevas áreas residenciales desde una perspectiva ecológica. Buen ejemplo de esto son experiencias como “Ecolonia” conjunto residencial ubicado en la ciudad holandesa de Alphen aan den Rijn o “Auf dem Schafbrühl”, urbanización levantada a las afueras de la ciudad alemana de Tübingen e inspirada en los principios de la “baubiología” o biología de la construcción, y a una escala mucho mayor, el ambicioso proyecto de reconversión ecológica de la región industrial de Emscher, valle de la cuenca del Ruhr que agrupa a 17 ciudades con cerca de dos millones de habitantes, una zona muy deteriorada como consecuencia de la fuerte industrialización e intensa actividad minera que ha alterado profundamente el entorno.
En América, sobresale la experiencia de Curitiba, ciudad brasileña con una población cercana a los 2.2 millones de habitantes, capital del Estado de Paraná, que ha hecho de la protección del medio ambiente una de sus principales prioridades. Destaca entre sus realizaciones más importantes, una modélica red integrada de transportes de bajo costo, rápida y gran calidad que es utilizada diariamente por 1.3 millones de personas. Sin precedentes en un país en vías de desarrollo, este sistema ha limitado de forma importante el tráfico rodado en la ciudad y ha permitido aumentar notablemente los espacios verdes. Curitiba cuenta en la actualidad con 20 millones de m² de área verde, lo que representa 52.2 m² de verde por habitante, cuando las ciudades de nuestro entorno apenas cuentan con 5 m² por habitante. A través del reciclado de papel, la ciudad deja de talar al día 1,516 árboles, siendo reciclados el 80% de sus residuos.
Actuaciones ejemplares
De la IIª Conferencia Mundial “Hábitat II” (Estambul, 1995) salió el Catálogo de “Buenas Prácticas” urbanas, integrado por las actuaciones ciudadanas más interesantes puestas en marcha en todo el mundo para resolver problemas como la vivienda, los servicios de infraestructura, la integración social o la resolución de los problemas medioambientales.
Estas 12 actuaciones fueron consideradas ejemplares:
- Nuevo sistema de compra de terrenos en Buenos Aires para que familias con bajo nivel de renta puedan comprar terrenos con infraestructura básica al norte de la ciudad.
- Rehabilitación de 400 barrios en Fortaleza (Brasil), que integra los aspectos humanos y materiales en el proceso de rehabilitación.
- Programa de integración en Toronto (Canadá), de servicios culturales y lingüísticos para las comunidades extranjeras.
- Desarrollo de Abidjan (Costa de Marfil), que ha institucionalizado la fuerza representativa de las estructuras comunitarias y ha fomentado su autogestión e iniciativa empresarial.
- Rehabilitación de chabolas en Agadir (Marruecos) con programas para mejorar los asentamientos marginales de la ciudad.
- Gestión municipal de Tilburg (Holanda) que lanza un sistema de servicios de calidad, trata a los ciudadanos como clientes y les reconoce su participación en el desarrollo urbano.
- Centro de información de Alexandra (Sudáfrica) que facilita el intercambio de información entre ciudadanos y Ayuntamiento.
- Rehabilitación del sur del Bronx (EE.UU.) gestionada por la comunidad bajo el lema de “No te muevas, renueva” y que ensambla sanidad, guarderías, educación, medio ambiente, transporte y desarrollo.
- Banco Indio de Mujeres Autoempleadas, que da créditos para el desarrollo económico de éstas.
- Reconstrucción de Anhui (China) de las comarcas rurales arrasadas en las inundaciones que en 1991 destruyeron 2.78 millones de viviendas. El Gobierno ha reconstruído las casas con materiales más resistentes y ha contado con la participación de los damnificados.
- Iniciativas y gestión en Lublin (Polonia) caracterizadas por la participación de la comunidad en la inversión y gestión de los barrios, así como en la regularización de los derechos de propiedad de los inmuebles.
- Proyecto anticontaminación de Chattanooga (EE.UU.), que ha convertido la ciudad más contaminada del país en la ciudad del futuro, gracias a la participación ciudadana.
Bibliografía
- The Aalborg Charter: Charter of European Cities and Towns Toward Sustaninability. Aalborg, Dinamarca, 27 de mayo de 1994
- CE: Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano. COM (90)218 final, Bruselas, 1990.
- Ciudades. Cuadernos de educación ambiental del Centro Unesco. 1993.
- La explosión del desorden. La metrópoli como espacio de la crisis global. Fernández Durán, R. (1993). Fundamentos, Madrid.
- Ciudades. Alternativas para una vida urbana sostenible. Girardet, H. (1992). Celeste Ediciones, Madrid.
- Imagen reciclada. López de Uralde, J. Gaia, 4, pp. 57-60.
- Nuevas formas para las ciudades. Lowe, M. (1.992) Worldwatch Institute: La situación en el mundo. 1992. CIP, Barcelona . pp. 199-229.
- Ciudades sostenibles. Tello, E. Gaia, 8, pp. 36-41.
- La sociedad del automóvil. Un callejón sin salida. Wolf, W. (1.995). Mientras Tanto, 61, pp. 97-108.