Evolución

A mediados del siglo 19, dos naturalistas británicos, Carlos Darwin (1809-82) y Alfred Russel Wallace (1823-1913) presentaron algunas ideas nuevas acerca de las relaciones entre las especies, conocidas como la teoría de la evolución. El libro de Darwin Sobre el Origen de las Especies (1859) expresaba la idea central de que las especies cambian durante períodos largos de tiempos como resultado de cambios ligeros que diferenciaban a un organismo individual de los otros de su especie. Estos cambios son conocidos como mutaciones y son causados por variaciones al azar en el ADN del organismo. Estas variaciones, o mutaciones, pueden ser transmitidas a los descendientes del organismo.

La evolución consiste de dos procesos principales. El primero se caracteriza por un cambio gradual en una línea de descendientes. Por ejemplo, los mosquitos desarrollan resistencia a plaguicidas en un período de más o menos diez generaciones (menos de dos semanas). Eventualmente, la descendencia de la población de mosquito no será afectadas por el plaguicida. Han cambiado de organismos sensibles a los productos químicos a organismos resistentes a ellos.

El otro proceso evolucionario primario es llamado especiación. Este transforma una clase de organismo en dos o más nuevas clases de organismos. Por ejemplo, en el período Triásico (hace alrededor de 200 millones de años) un grupo de reptiles empezaron a sufrir pequeñas transformaciones. Algunos de sus dientes se transformaron en un conjunto complejo de molares y premolares; sus escamas planas se convirtieron en pelos, y los animales en evolución empezaron a cuidar a sus jóvenes y a producir leche para alimentarlos. Aún cuando estos cambios no ocurrieron ni simultáneamente ni rápidamente, estos reptiles estaban en el camino de convertirse en mamíferos. Ocasionalmente la especiación sucede en “explosiones” durante los cuales aparenta que ocurre más evolución que en otras épocas. Sin embargo, en la mayoría de las veces el proceso toma decenas de miles, o millones, de años.

Darwin también desarrolló el principio de la selección natural, según el cual los organismos están constantemente luchando por sobrevivir; solamente los más fuertes y los más adaptados sobrevivirán. Darwin encontró que las variaciones que ayuden a un organismo a sobrevivir son más probables que sean transmitidas a las generaciones siguientes que las variaciones que perjudiquen a los organismos o a las que no tienen algún efecto.

Jirafa
Jirafa
(Foto de Miroslav Duchacek / Wikipedia)

Veamos un ejemplo: la jirafa. Se piensa que ocurrió una mutación genética que hizo que el cuello de algunas jirafas se alargaran permitiéndoles alimentarse de ramas más altas que los demás animales no podían alcanzar. Los animales con esta ventaja podían alimentarse mejor y vivir más tiempo, y producir más descendiente. Eventualmente, luego de muchas generaciones, las jirafas de cuello largo superaron en número a las otras y las reemplazaron totalmente. Lo que sorprendió de la idea de Darwin era de que una especie puede cambiar, o evolucionar, llegando a convertirse en una especie nueva. Esto sugería que todas las especies estaban relacionadas unas a otras ya que descendían de las mismas formas ancestrales de vida, las cuales evolucionaron dando origen a las diferentes especies que existen hoy en día.

Ahora bien, ¿qué hace que una especie empiece a evolucionar? A veces su localidad geográfica y los alrededores estimula el cambio. Sucede a veces que un grupo de organismos de la misma especie se encuentran súbitamente separados por condiciones geográficas; estas poblaciones responderán de forma diferente a sus ambientes individuales, y se adaptarán a través de la selección natural. Estas poblaciones son ahora genéticamente diferentes unas a otras, y estas diferencias se reflejan en características tales como estructura o conducta. Los taxónomos denominan como subespecies geográficas a esos grupos diferenciados dentro de una especie.

Uno de los pinzones de Darwin de las Islas Galapagos
Pinzón terrestre mediano
(Foto de John Croxall/BirdLife International)

Un ejemplo famoso de especiación geográfica es la de los pinzones de Darwin en las Islas Galápagos. En esta pequeña área, los ornitólogos han identificado ¡catorce! especies de pinzones. Lo importante de este hallazgo es que las poblaciones de un simple antepasado, parecido a un gorrión, fueron separadas unas de otras por fronteras geológicas. Entonces cada población evolucionó, por adaptación a su ambiente particular, llegando a ser una subespecie completamente nueva. Estas aves son estructuralmente similares, pero cada una varía un poco en su forma, color y tamaño.

Las diferencias genéticas que aparecen a través de siglos son muy, muy importantes. Mientras mayor diversidad genética haya dentro y entre poblaciones de una especie en particular, mayores son las oportunidades de que la especie sobreviva si cambia su ambiente. Pretenda por un momento que sucede un rápido y fuerte enfriamiento climático. Las poblaciones que viven en el norte ya están adaptadas a las condiciones climáticas más rigurosas; ellas pudieran moverse hacia el sur, y reemplazar las poblaciones sureñas previas que no pudieran adaptarse a los cambios del clima. Pudiera suceder también que una población sureña fuerte pueda sobrevivir y sobreponerse. Para que las criaturas vivientes puedan sobrevivir, ninguna población debe perderse; de otra manera ser perdería con ella parte de la diversidad genética.

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