La Meteorología

Globo navegando por los Alpes
Cuando el hombre se hizo transeúnte habitual de los espacios atmosféricos, se vió obligado a estudiar científicamente el comportamiento de la capa gaseosa que envuelve a la Tierra. Por esta razón, los grandes avances en meteorología siempre han ido de la mano con el desarrollo de las actividades aeronáuticas y aeroespaciales.

El tiempo y el clima constituyen factores ambientales relacionados con la dinámica atmosférica y, en mayor o menor grado, influyen sobre todas las actividades humanas. Probablemente, los elementos atmosféricos más importantes para el hombre y todos los seres vivos, estén representados por el aire que respiramos, y la energía solar y la lluvia que sostienen todos los cultivos. Estos aspectos nos resultan tan familiares, que los temas referidos al tiempo y al clima son la base de las más comunes conversaciones cotidianas; quizá, por ser tan obvias y naturales, las relaciones de los seres vivos y los mencionados factores atmosféricos son tratadas, frecuentemente, de una manera superficial y pocas veces se profundiza en su estudio y comprensión.

Sin embargo, en los años más recientes los problemas relacionados con el aumento de la población mundial, la contaminación ambiental y la crisis energética, han llevado al surgimiento de un nuevo enfoque de las investigaciones atmosféricas, orientado a concebir la envoltura gaseosa de nuestro planeta como un sistema, en el cual, los procesos de transferencia de energía, así como de masas de aire y de agua, son considerados como recursos naturales potenciales, los cuales, manejados racionalmente, pueden ser fuente de inagotable bienestar para la humanidad.

El aprovechamiento de los recursos atmosféricos debe estar, necesariamente, basado en un conocimiento cada vez más profundo y exacto de los procesos atmosféricos, que permita aprovechar elementos tales como la raciadión solar, energía eólica, agua meteórica, etc., así como resguardar al hombre y a sus obras de las fuerzas destructoras que, con frecuencia, pueden desatarse en la atmósfera; a la vez que mejorar la comprensión que tenemos acerca de cómo el comportamiento, salud y actividades humanadas están relacionadas con las condiciones atmosféricas. Bajo estos apremios, la meteorología y la climatología ingresan a las filas de las llamadas ciencias del medio ambiente.

La palabra meteorología proviene de la raíz ‘meteoro‘ y el conocido sufijo ‘logos‘. La expresión meteoro es de origen griego y signfica algo fugaz, efímero o de corta duración. Bien es sabido que estos adjetivos se pueden aplicar perfectamente a los fenómenos atmosféricos: lluvia, viento, nubes, relámpagos, etc., son todos fenómenos en constante evolución o cambio; un estado atmosférico determinado puede dar paso a otro diferente, en pocos minutos; esta es precisamente la principal característica de lo que conocemos como tiempo meteorológico (o, simplificando, el tiempo), es decir, el estado de la atmósfera en un momento y lugar determinado. La meteorología es, pues, la ciencia del tiempo atmosférico.

La palabra climatología tiene su origen en la raíz ‘clima‘, la cual, en principio, se expresó como clina, es decir, inclinación. También en este caso fueron los antiguos griegos los que crearon el término en cuestión. Específicamente el sabio Aristóteles, observó, en las latitudes medias, que las diferentes situaciones meteorológicas promedio se sucedían a lo largo del año en estrecha relación con la variación de la inclinación de los rayos solares, debido al movimiento aparente anual del sol; lo que hoy se conoce como variación anual de la altura del sol. Por esto denominó climatología al estudio sistemático de esos estados atmosféricos promedio, más constantes o prevalecientes en su sucesión que los fenómenos meteorológicos individuales.

Plantita de lechuga
Los cultivos pueden racionalizarse en gran medida si se aplican los conocimientos que proporciona la agrometeorología.

Meteorología y climatología son, entonces, las ciencias fundamentales de la atmósfera. Sin embargo, en la actualidad estos conceptos tan genéricos no son suficientes; el grado de evolución y avance de todas las ciencias ha originado ramas y subramas en la mayoría de ellas; de modo que en la meteorología y climatología modernas pueden diferenciarse varias “especialidades”, entre las cuales destacan meteorología sinóptica, dedicada al esttudio de los fenómenos atmosféricos a gran escala, por medio de mapas especiales, con el objetivo fundamental de realizar los pronósticos meteorológicos; la meteorología aeronática; la meteorología agrícola o agrometeorología, la biometeorología, etc.

Algunos autores consideran a la climatología como una rama más de la meteorología, basándose en el hecho, por demás innegable, de que resulta imposible estudiar el clima de cualquier lugar si previamente no se realizan los estudios meteorológicos correspondientes, es decir, las observaciones meteorológicas. Enfocada desde este punto de vista, la climatología no sería más que una meteorología estadística. Sin embargo, en los últimos decenios, la climatología ha realizado avances hasta cierto punto independientes, superando su tradicional enfoque descriptivo y perfilándose como una ciencia con personalidad propia, basada en la idea de que “el clima es algo más que una sucesión de estados del tiempo”, reconociéndose en esta expresión la importancia que tienen factores geográficos como la orografía, las masas oceánicas, etc., en la configuración del concepto de clima.

Otro aspecto importante a considerar en las investigaciones atmosféricas es la escala a la cual se aborda el estudio de un determinado fenómeno o situación meteorológica. La escala comprende las dimensiones tiempo y espacio, permitiendo diferenciar tres ramas meteorológicas fundamentales: macrometeorología, mesometeorología y micrometeorología.

Sin embargo, es conveniente señalar que a pesar de hablarse de divisiones, ramas y escalas temporoespaciales, la atmósfera es una sola y las masas de aire, actores principales en estos escenarios, no tienen fronteras ni obedecen otras leyes que aquellas que gobiernan a los fluidos y su mecánica.

Ciudad inundada

De aquí que para lograr una adecuada observación y vigilancia se haya tenido que organizar un complejo sistema internacional denominado la Vigilancia Meteorológica Mundial, coordinado y supervisado por una agencia especial de las Naciones Unidas, denominada Organización Meteorológica Mundial (OMM – en inglés WMO).

La Vigilancia Meteorológica Mundial está integrada por las redes de observación meteorológica de la mayor parte de los países del mundo y se ocupa de recabar los datos atmosféricos por medio de instrumentos especiales situados en las estaciones meteorogológicas, las cuales pueden ser de diferentes tipos y categorías, para luego diseminar estas informaciones entre todos los países miembros de la OMM, con la finalidad de que estos puedan elaborar los pronósticos meteorológicos y realizar distintos tipos de investigaciones acerca del tiempo y del clima.

Entre los grandes problemas atmosféricos globales cuya investigación deben abordar los meteorólogos hoy en día, destacan aquellos relacionados con la destrucción de la capa de ozono estratosférico, el efecto invernadero, la acidificación del medio ambiente y las desastrosas sequías e inundaciones asociadas al fenómeno conocido como “El Niño“.

Para más información puede consultar el Glosario Meteorológico