Vida en el Bosque – Camuflaje y Defensa Química
Las serpientes son bien conocidas por su mordida venenosa pero, realmente, su veneno está diseñado para atrapar presas y no para defender la serpiente. Sin embargo, las serpientes frecuentemente son víctimas de defensas químicas, al igual que aves y mamíferos. Esto se debe a que los insectos son los que más presentan defensas químicas. Todos los días se consume grandes cantidades de insectos, ya que son una fuente importante para muchos tipos de animales, pero los productos químicos venenosos les permiten defenderse de aves, ranas, sapos y lagartos hambrientos, e incluso de otros insectos. También las ranas y sapos comúnmente usan defensas químicas, especialmente las bien conocidas y venenosas ranas de flecha de América Central.
Los insectos también han desarrollado un número impresionante de defensas “mecánicas”. Entre las defensas mecánicas, diseñadas para evitar encuentros con depredadores, se encuentran el camuflaje y el mimetismo. El camuflaje resulta ventajoso tanto para evitar depredadores como cuando se asecha presas–dos situaciones en las que el animal desea pasar desapercibido. Los insectos forman el grupo mejor conocido de los que usan camuflajes, y ya que ellos viven rodeados por plantas, es común que desarrollen un camuflaje que simule formas vegetales.
Una estrategia efectiva de camuflaje es parecerse a objetos comunes no comestibles en un bosque. Este tipo de protección es notablemente común en el bosque lluvioso tropical, donde los insectos se confunde con una gran variedade de formas de corteza, ramitas, espinas y hojas.
En los bosques templados, el camuflaje es más difícil. Las plantas de los bosques tropicales son bastante similares durante todo el año, pero las plantas en la zona templada tienen apariencias muy diferentes en primavera, verano, otoño e invierno. Para que un insecto pueda camuflarse con efectividad a través de varias estaciones, es necesario que pueda cambiar su coloración protectora.
Muchas aves, como el lagópodo a la izquierda, que pasan mucho tiempo en el suelo donde son vulnerables ante los depredadores, han desarrollado coloraciones y patrones que les permiten camuflarse.
El color no es la única manera de ocultarse: a veces es mucho más efectivo, como camuflaje, adquirir la forma y textura reales de una hoja o ramita. Tanto los insectos palos de los bosques nubosos tropicales como las larvas medidoras de regiones templadas tienen un notable parecido con ramitas. Las polillas geométridas tienen los colores, formas y patrones de hojas muertas, y son virtualmente invisibles cuando se posan sobre hojas caídas en el suelo forestal tropical. Sin embargo, tienen que sacrificar la forma aerodinámica de las alas por este parecido. La gran inversión que han hecho en este camuflaje indica que ellas deben ser realmente unas presas muy deseables.
Lo peor que puede hacer un insecto camuflajeado, al aproximarse un depredador, es moverse. Cuando se molestan, las polillas geométridas, los insectos palos y muchas otras especies, intentan quedarse inmóviles. Un movimiento súbito atraería la atención hacia ellas, destruyendo su apariencia de objetos inanimados. Por esta razón, muchos insectos camuflajeados son nocturnos, moviéndose solamente de noche cuando no pueden ser visto fácilmente.
Cuando estos insectos se ven obligados a moverse, tratan de ser lo menos conspicuos posible. Un insecto palo se alejaría de mala gana al ser molestado, balanceándose hacia adelante y hacia atrás para dar la impresión de una ramita que es agitada por el viento. Las polillas que imitan hojas muertas abandonaría una rama dejándose caer hacia el suelo del bosque, de la misma manera que ocurriría con una verdadera hoja muerta.
El mimetismo es un tipo diferente de camuflaje. Aquí los animales no tratan de confundirse con su ambiente sino que, en lugar de eso, imitan a un tipo diferente de animal. Numerosas serpientes inofensivas han desarrollado coloraciones muy similares a las de serpientes muy venenosas. Muchos tipos de moscas y mariposas, inofensivas y sin aguijones, han desarrollado apariencias muy similares a abejas y avispas.
Las abejas y la mayoría de las avispas son fácilmente reconocibles debido a sus patrones de bandas negras y amarillas, y la mayoría de los depredadores aprenden rápidamente a evitarlas debido a sus picadas dolorosas, frecuentemente venenosas. Una mosca o mariposa, totalmente indefensa, puede aprovechar la reputación de las avispas imitando su apariencia. La mosca o mariposa podría realmente ser una buena comida pero, cuando un depredador la ve con su patrón como avispa, se mantiene alejado.
Las picaduras de esas avispas y abejas son una forma de defensa tanto mecánica como química. El veneno inyectado por el insecto es una mezcla específica de productos químicos, que usualmente causan dolor e hinchazón en el depredador que intente atraparlas.
Los insectos que son más imitados son las hormigas, las abejas y las avispas, debido a que son de los poseedores más comunes de aguijones con dolorosas defensas químicas. Incluso las hormigas y abejas sin aguijones tienen defensas químicas: muchas hormigas pueden asperjar ácido fórmico por su abdómen, y algunas abejas tienen glándulas que producen secreciones corrosivas. Los productos químicos usados por las hormigas, abejas y avispas son todos producidos por los mismos insectos.
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