Carlos Linneo (1707-1778)

Carlos Linneo, también conocido como Carl von Linné o Carolus Linnaeus, es llamado con frecuencia el Padre de la Taxonomía. Todavía se usa (aunque con muchos cambios) su sistema para nombrar, ordenar y clasificar los organismos vivos. Sus ideas sobre la clasificación han influenciado a generaciones de biólogos mientras vivía y mucho después de su muerte, aún a aquellos que se oponían a los fundamentos filosóficos y teológicos de su trabajo.

Biografía de Linneo

Nació el 23 de mayo de 1707, en Stenbrohult, en la provincia de Småland en el sur de Suecia. Su padre, Nils Ingemarsson Linneo, era un pastor luterano y un fanático jardinero, y Carlos mostró desde muy joven un profundo amor por las plantas y una fascinación con sus nombres.

Los padres de Carlos se sintieron decepcionados al no mostrar ningún interés ni aptitud para el sacerdocio, pero su familia se consoló algo cuando Linneo ingresó a la Universidad de Lund en 1727 para estudiar medicina. Un año después, se transfirió a la Universidad de Uppsala, la universidad de mayor prestigio en Suecia. Sin embargo, sus facilidades médicas habían sido descuidadas y se encontraba en decadencia. Linneo dedicó la mayor parte del tiempo que pasó en Uppsala recogiendo y estudiando plantas, su verdadero amor. En esa época, el entrenamiento en botánica formaba parte del plan de estudio de medicina, ya que todos los doctores tenía que preparar y prescribir medicinas derivadas de plantas.

A pesar de encontrarse restringido económicamente, Linneo organizó un expedición botánica y etnográfica a Laponia en 1731 (el retrato de arriba muestra al joven Linneo vistiendo una versión de la ropa lapona tradicional y sosteniendo un tambor de brujo). En 1734, organizó otra expedición hacia Suecia central.

Linneo viajó a los Países Bajos (Holanda) en 1735 y poco después terminó sus estudios médicos en la Universidad de Harderwijk, y entonces se inscribió en la Universidad de Leiden para continuar estudios. Ese mismo año publicó la primera edición de su clasificación de los seres vivos, el Systema Naturae. Durante estos años, se reunió o mantuvo correspondencia con los principales botánicos del mundo, y continuó desarrollando su esquema de clasificación.

Regresó a Estocolmo, Suecia, en 1738, donde practicaba la medicina (especializándose en el tratamiento de la sífilis) y daba clases; luego consiguió el nombramiento como profesor en Uppsala en 1741. En Upssala, restauró el jardín botánico (sembrando las plantas de acuerdo a su sistema de clasificación), hizo tres expediciones más a diversas partes de Suecia, e inspiró a toda una generación de estudiantes.

Hizo arreglos para que sus estudiantes fueran enviados en viajes comerciales y de exploración a todas partes del mundo: 19 de sus estudiantes salieron en estos viajes de descubrimiento. Quizás su alumno más famoso sea Daniel Solander, quien fue el naturalista a bordo durante el primer viaje alrededor del mundo del Capitán James Cook, y trajo a Europa las primeras colecciones de plantas de Australia y del Pacífico Sur. Anders Sparrman, otro de los alumnos de Linneo, fue botánico durante el segundo viaje de Cook.

Otro alumno, Pehr Kalm, viajó durante tres años por las colonias británicas en América nororiental, estudiando las plantas americanas. Otro, Carl Peter Thunberg, fue el primer naturalista occidental que, en más de un siglo, visitó Japón; no sólo estudió la flora de Japón, sino que enseño medicina occidental a practicantes japoneses. Otros de sus alumnos viajaron por América del Sur, Asia sudoriental, África y el Medio Oriente. Muchos murieron durante sus viajes.

Linneo continuó revisando su Systema Naturae que, de un simple panfleto, llegó a ser un trabajo de muchos volúmenes, a medida que sus conceptos eran modificados y a medidad que más y más especímenes de plantas y animales les eran enviados desde todos los rincones del planeta. La imágen a la derecha muestra su descripción científica de la especie humana en la novena edición de Systema Naturae. En esa época, llamaba a los humanos Homo diurnis [“hombre diurno”]. Pulse sobre la imágen para verla ampliada.

Linneo también trató de encontrar maneras de hacer que la economía sueca fuera autosuficiente y menos dependiente del comercio foráneo, ya sea aclimatando plantas valiosas para poder cultivarlas en Suecia, o encontrando sustitutos nativos. Desgraciadamente, los intentos de Linneo para crecer cacao, café, té, bananas, arroz y moreras no tuvieron éxito en el frío clima de Suecia. Sus intentos de impulsar la economía (y evitar las hambrunas que ocurrían todavía en esa época en Suecia) buscando plantas suecas que pudieran usarse como té o café y para harina y heno tampoco tuvieron éxito. Al mismo tiempo, seguía prácticando la medicina, llegando a ser médico personal de la familia real sueca.

En 1758 compró la hacienda de Hammarby, en las afueras de Uppsala, donde construyó un pequeño museo para sus extensas colecciones personales. En 1761 fue hecho noble, y se convirtió en Carl von Linné. Sus últimos años estuvieron marcados por una creciente depresión y pesimismo. Languideciendo durante varios años luego de sufrir lo que probablemente haya sido una serie de infartos ligeros en 1774, murió en 1778. Su hijo, también llamado Carlos, lo sucedió en la cátedra en Uppsala, pero nunca sobresalió como botánico. Cuando Carlos el Jóven murió cinco años más tarde sin dejar herederos, su madre y hermanas vendieron la biblioteca, manuscriptos y colecciones de historia natural de Linneo el Mayor al naturalista británico Sir James Edward Smith, quien fundó la Sociedad Linneana de Londres para que los cuidara.

Pensamiento científico de Linneo

Linneo amaba profundamente la naturaleza, y siempre se asombraba de las maravillas del mundo de los seres vivos. Sus creencias religiosas lo condujeron hacia la teología natural, una escuela de pensamiento muy antigua pero que estaba muy en boga alrededor de 1700: ya que Dios ha creado el mundo, es posible comprender la sabiduría de Dios estudiando Su creacción. Y así lo expresón en el prefacio a una edición posterior de Systema Naturae: Creationis telluris est gloria Dei ex opere Naturae per Hominem solum — La creacción de la Tierra es la gloria de Dios, tal como sólo el Hombre lo ve por las obras de la Naturaleza. El estudio de la naturaleza revelaría el Órden Divino de la creacción de Dios, y el trabajo del naturalista era construir una “clasificación natural’ que revelaría este Órden en el universo.

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Sin embargo, la taxonomía vegetal de Linneo se basaba únicamente en el número y arreglo de los órganos reproductores; la clase de una planta estaba determinada por sus estambres (órganos masculinos), y su órden por sus pistilos (órganos femeninos). Esto resultaba en muchos agrupamientos que no resultaban naturales. Por ejemplo, la Clase Monoecia, Orden Monadelphia, incluía plantas con “flores” masculinas y femeninas separadas en la misma planta (Monoecia) y con múltiples órganos masculinos agrupados con una base común (Monadelphia). Este orden incluía coníferas tales como pinos, abetos y cipreses (la diferencia entre flores verdaderas y conos de coníferas no estaba clara) pero también incluía unas pocas plantas con verdaderas flores, como el ricino (o higuereta).

Las plantas sin órganos sexuales obvios eran clasificadas en la Clase Cryptogamia, “plantas con matrimonio escondido”, lo que ponía juntos a las algas, los líquenes, los hongos, los musgos y otras briofitas, y los helechos.

El mismo Linneo admitía que esto producía una “clasificación artificial”, no una natural que tuvieran en cuenta todas las semejanzas y diferencias entre organismos. Pero como muchos naturalistas de su tiempo, particularmente Erasmus Darwin, Linneo le daba gran significación a la reproducción sexual de las plantas, la cual recientemente había sido redescubierta.

La base sexual de la clasificación de plantas de Linneo fue controversial en su día; aunque fácil de aprender y usar, claramente no daba buenos resultados en muchos casos. Algunos críticos también la atacaban por su explícita naturaleza sexual: un oponente, el botánico Johann Siegesbeck, la llamó “aborrecible prostitución”. (Linneo tuvo, sin embargo, su venganza; nombró una pequeña e inútil maleza europea Siegesbeckia.) Los sistemas posteriores de clasificación siguen principalmente la práctica de John Ray de usar evidencias morfológicas de todas las partes del organismo en todas las etapas de su desarrollo. Lo que ha permanecido del sistema linneano es su método de clasificación jerárquica y el uso de la nomeclatura binomial.

Para Linneo, las especies de organismos eran entidades reales, que podían agruparse en categorías superiores llamadas géneros. Por sí mismo, esto no era nada nuevo; desde Aristóteles, los biólogos habían usado el término género para un grupo de organismos similares, y entonces buscaban definir la differentio specifica — la diferencia específica de cada tipo de organismo. Pero variaban las opiniones sobre como agrupar los géneros. Los naturalistas de su época usaban, con frecuencia, criterios arbitrarios para agrupar los organismos, colocando juntos todos los animales domésticos o todos los animales acuáticos. En parte, la innovación de Linneo fue el agrupamiento de taxones superiores en órdenes, órdenes en clases, y clases en reinos. Así, el reino Animalia contenía la clase Vertebrata, que a su vez contenía el órden Primates, que contenía el género Homo con la especie sapiens — humanos. Biólogos posteriores añadieron rangos adicionales entre estos para expresar niveles adicionales de semejanzas.

Antes de Linneo, las prácticas para nombrar las especies variaban. Muchos biólogos daban unos largos y pesados nombres latinos a las especies que ellos describían, los que podían ser modificados antojadizamente; un científico que comparara dos descripciones de especies no podría decir a que organismos se referían esos nombres. Por ejemplo, la común rosa silvestre era referida por diferentes botánicos como Rosa sylvestris inodora seu canina y como Rosa sylvestris alba cum rubore, folio glabro.

La necesidad de un sistema funcional para nombrar se hizo mayor con la enorme cantidad de plantas y animales que eran traídas de vuelta a Europa desde Asia, África y las Américas. Luego de experimentar con varias alternativas, Linneo simplificó inmensamente el proceso, designando con un nombre latino para indicar el género, y otro como nombre “abreviado” para la especie. Los dos nombres forman el nombre binomial (“dos nombres”) de la especie. Por ejemplo, en su trabajo de dos volúmenes Species Plantarum (Las Especies de Plantas), Linneo renombró al rosal silvestre Rosa canina.

Este sistema binomial se convirtió rápidamente en el sistema estándard para nombrar las especies. La prioridad zoológica y la mayor parte de la botánica empieza con Linneo: los nombres de plantas más antiguos aceptados como válidos actualmente son los publicados en Species Plantarum, en 1753, mientras que los nombres más antiguos de animales son los de la décima edición de Systema Naturae (1758), la primera edición que usa consistentemente el sistema binomial. Aunque Linneo no fué el primero en usar binomios, él fué el primero en usarlos consistentemente y, por esta razón, los nombres latinos que los naturalistas usaban antes de Linneo usualmente no se consideran válidos según las reglas de nomeclatura.

En los primeros años, Linneo creía que las especies no solamente eran reales sino que también eran inmutables, escribiendo Unitas in omni specie ordinem ducit (La invariabilidad de las especies es la condición para el órden [en naturaleza]). Pero Linneo observó como especies diferentes de plantas podían hibridarse, creando formas que semejaban nuevas especies. Abandonó el concepto de que las especies eran fijas e invariables, y sugerió que algunas — y quizás la mayoría — de las especies en un género podían haberse originado luego de la creacción del mundo, a través de hibridización.

En sus intentos por crecer plantas foráneas en Suecia, Linneo también teorizó que las especies de plantas pudieran alterarse a través del proceso de aclimatización. En sus últimos años de vida, Linneo investigaba lo que él creía que eran casos de cruzamientos entre géneros, y sugirió que, quizás, pudieran originarse nuevos géneros por medio de la hibridización.

¿Fué Linneo evolucionista? Es verdad que abandonó sus primeras ideas sobre la fijeza de las especies, y es verdad que la hibridización ha producido nuevas especies de plantas y, en algunos casos de animales. Pero para Linneo el proceso de generación de nuevas especies no era abierto ni ilimitado. Cualquier nueva especie que pudiera haberse originado de la primae speciei, la especie original en el Jardín de Edén, todavía formaba parte del plan de creacción de Dios, porque ellas habían estado siempre potencialmente presentes.

Sin embargo, la taxonomía vegetal de Linneo se basaba únicamente en el número y arreglo de los órganos reproductores; la clase de una planta estaba determinada por sus estambres (órganos masculinos), y su órden por sus pistilos (órganos femeninos). Esto resultaba en muchos agrupamientos que no resultaban naturales. Por ejemplo, la Clase Monoecia, Orden Monadelphia, incluía plantas con “flores” masculinas y femeninas separadas en la misma planta (Monoecia) y con múltiples órganos masculinos agrupados con una base común (Monadelphia). Este orden incluía coníferas tales como pinos, abetos y cipreses (la diferencia entre flores verdaderas y conos de coníferas no estaba clara) pero también incluía unas pocas plantas con verdaderas flores, como el ricino (o higuereta).

Las plantas sin órganos sexuales obvios eran clasificadas en la Clase Cryptogamia, “plantas con matrimonio escondido”, lo que ponía juntos a las algas, los líquenes, los hongos, los musgos y otras briofitas, y los helechos.

El mismo Linneo admitía que esto producía una “clasificación artificial”, no una natural que tuvieran en cuenta todas las semejanzas y diferencias entre organismos. Pero como muchos naturalistas de su tiempo, particularmente Erasmus Darwin, Linneo le daba gran significación a la reproducción sexual de las plantas, la cual recientemente había sido redescubierta.

La base sexual de la clasificación de plantas de Linneo fue controversial en su día; aunque fácil de aprender y usar, claramente no daba buenos resultados en muchos casos. Algunos críticos también la atacaban por su explícita naturaleza sexual: un oponente, el botánico Johann Siegesbeck, la llamó “aborrecible prostitución”. (Linneo tuvo, sin embargo, su venganza; nombró una pequeña e inútil maleza europea Siegesbeckia.) Los sistemas posteriores de clasificación siguen principalmente la práctica de John Ray de usar evidencias morfológicas de todas las partes del organismo en todas las etapas de su desarrollo. Lo que ha permanecido del sistema linneano es su método de clasificación jerárquica y el uso de la nomeclatura binomial.

Para Linneo, las especies de organismos eran entidades reales, que podían agruparse en categorías superiores llamadas géneros. Por sí mismo, esto no era nada nuevo; desde Aristóteles, los biólogos habían usado el término género para un grupo de organismos similares, y entonces buscaban definir la differentio specifica — la diferencia específica de cada tipo de organismo. Pero variaban las opiniones sobre como agrupar los géneros. Los naturalistas de su época usaban, con frecuencia, criterios arbitrarios para agrupar los organismos, colocando juntos todos los animales domésticos o todos los animales acuáticos. En parte, la innovación de Linneo fue el agrupamiento de taxones superiores en órdenes, órdenes en clases, y clases en reinos. Así, el reino Animalia contenía la clase Vertebrata, que a su vez contenía el órden Primates, que contenía el género Homo con la especie sapiens — humanos. Biólogos posteriores añadieron rangos adicionales entre estos para expresar niveles adicionales de semejanzas.

Antes de Linneo, las prácticas para nombrar las especies variaban. Muchos biólogos daban unos largos y pesados nombres latinos a las especies que ellos describían, los que podían ser modificados antojadizamente; un científico que comparara dos descripciones de especies no podría decir a que organismos se referían esos nombres. Por ejemplo, la común rosa silvestre era referida por diferentes botánicos como Rosa sylvestris inodora seu canina y como Rosa sylvestris alba cum rubore, folio glabro.

La necesidad de un sistema funcional para nombrar se hizo mayor con la enorme cantidad de plantas y animales que eran traídas de vuelta a Europa desde Asia, África y las Américas. Luego de experimentar con varias alternativas, Linneo simplificó inmensamente el proceso, designando con un nombre latino para indicar el género, y otro como nombre “abreviado” para la especie. Los dos nombres forman el nombre binomial (“dos nombres”) de la especie. Por ejemplo, en su trabajo de dos volúmenes Species Plantarum (Las Especies de Plantas), Linneo renombró al rosal silvestre Rosa canina.

Este sistema binomial se convirtió rápidamente en el sistema estándard para nombrar las especies. La prioridad zoológica y la mayor parte de la botánica empieza con Linneo: los nombres de plantas más antiguos aceptados como válidos actualmente son los publicados en Species Plantarum, en 1753, mientras que los nombres más antiguos de animales son los de la décima edición de Systema Naturae (1758), la primera edición que usa consistentemente el sistema binomial. Aunque Linneo no fué el primero en usar binomios, él fué el primero en usarlos consistentemente y, por esta razón, los nombres latinos que los naturalistas usaban antes de Linneo usualmente no se consideran válidos según las reglas de nomeclatura.

En los primeros años, Linneo creía que las especies no solamente eran reales sino que también eran inmutables, escribiendo Unitas in omni specie ordinem ducit (La invariabilidad de las especies es la condición para el órden [en naturaleza]). Pero Linneo observó como especies diferentes de plantas podían hibridarse, creando formas que semejaban nuevas especies. Abandonó el concepto de que las especies eran fijas e invariables, y sugerió que algunas — y quizás la mayoría — de las especies en un género podían haberse originado luego de la creacción del mundo, a través de hibridización.

En sus intentos por crecer plantas foráneas en Suecia, Linneo también teorizó que las especies de plantas pudieran alterarse a través del proceso de aclimatización. En sus últimos años de vida, Linneo investigaba lo que él creía que eran casos de cruzamientos entre géneros, y sugirió que, quizás, pudieran originarse nuevos géneros por medio de la hibridización.

¿Fué Linneo evolucionista? Es verdad que abandonó sus primeras ideas sobre la fijeza de las especies, y es verdad que la hibridización ha producido nuevas especies de plantas y, en algunos casos de animales. Pero para Linneo el proceso de generación de nuevas especies no era abierto ni ilimitado. Cualquier nueva especie que pudiera haberse originado de la primae speciei, la especie original en el Jardín de Edén, todavía formaba parte del plan de creacción de Dios, porque ellas habían estado siempre potencialmente presentes.

Linneo notó la lucha por la supervivencia — una vez dijo que la Naturaleza era una “tabla de carnicero” y una “guerra de todos contra todos”. Sin embargo, él consideraba que la lucha y la competencia eran necesarias para mantener el equilibrio de la naturaleza, parte del Órden Divino. El concepto de evolución abierta, no necesariamente gobernada por un Plan Divino y sin una meta predeterminada, nunca se le ocurrió a Linneo; la idea le hubiera sorprendido. Sin embargo, la clasificación jerárquica y la nomeclatura binomial, muy modificadas, ha permanecido durante más de 200 años como estándares. Sus escritos han sido estudiados por todas las generaciones de naturalistas. La búsqueda por un “sistema natural” de clasificación todavía continúa — excepto que ahora los taxónomos tratan de descubrir y usar como base para la clasificación las relaciones evolucionarias de los taxones.

El Herbario Linné, en el Museo Sueco de Historia Natural, conserva algunos de los especímenes originales de plantas de Linneo. También puede ver su jardín botánico y su mansión y jardín en Hamarby, cortesía de la Universidad de Uppsala, el alma mater de Linneo.

Fundada unos pocos años luego de la muerte de Linneo, la Sociedad Linneana de Londres todavía es una fuerte sociedad internacional para el estudio de la historia natural.


Basado en artículo del Museo de Paleontología de la Universidad de California en Berkeley