Causas Indirectas de Extinción –Contaminación Ambiental
La contaminación ambiental también causa extinción. Muchas sustancias tóxicas que son liberadas inadvertidamente o en el proceso de eliminación de desechos son muy similares a los pesticidas, con impactos similares sobre los sistemas vivientes. Los PCBs han contaminado organismos desde los pingüinos de la Antártida hasta a nosotros mismos; su producción fue detenida en Estados Unidos en 1977 pero 750,000 millones de toneladas han terminado en los vertederos y rellenos sanitarios
El gas dióxido de azufre que se produce cuando se quema carbón y ‘fuel oil’ puede causar enfermedades en los humanos y en las plantas siempreverdes y en latifoliadas inhibe el crecimiento y provoca el colapso o distorción de células en las hojas. La contaminación del aire ha provocado la desaparición de la vegetación y, con ella, todas las poblaciones animales que dependían de ella. Los óxidos de azufre y nitrógeno liberados a la atmósfera desde fábricas y automóviles sufren cambios que los convierte en ácidos sulfúrico y nítrico, respectivamente. Como resultado de ello, las lluvias en muchas partes de Norte América y Europa son de diez a mil veces más ácidas que las lluvias de lugares no contaminados. El 10 de abril de 1974 cayó una lluvia tan ácida como el vinagre en Pitlochry, Escocia.
En las montañas Adirondack de Estados Unidos, las lluvias están acidificando el agua y el ácido nítrico está reaccionando con el suelo liberando grandes cantidades de aluminio, el cual es lavado y arrastrado hacia los lagos. Estos ácidos se acumulan durante el invierno, y en la primavera cuando se derrite la nieve, son arrastrados hacia los lagos en concentraciones letales para los peces. Luego de este torrente inicial de agua ácida sigue un flujo contaminado con aluminio. El resultado de todo esto es que en los 300 lagos en Adirondack han desaparecido todas las poblaciones de peces y de otras especies.
Más al Norte, científicos canadienses han identificado 48,000 lagos que no serán capaces de tener vida en dos décadas si continúan las tendencias actuales. Las Salamandras Manchadas no existe más en las charcas de nieve en el norte del Estado de Nueva York porque las nieves son demasiado ácidas. Las lluvias ácidas ya han arruinado a un tercio de los ríos de Nueva Escocia donde se reproduce el Salmón del Atlántico; esto se suma a los pesticidas, presas, otros factores de contaminación, la sobrepesca y la pesca furtiva para empujar a la especie hacia la extinción.
Las lluvias ácidas también están haciendo daño a los microorganismos del suelo, incluyendo aquellos involucrados en el ciclo del nitrógeno. La acumulación de ácido también puede empeorar los efectos de otros contaminantes. En 1871, el flujo del Río Chicago fue revertido para que transportara las aguas cloacales de la ciudad hacia el sistema del Río Illinois en lugar de hacia el Lago Michigan, el que era la fuente del agua potable. Debido a que contiene toxinas y desechos orgánicos, las aguas cloacales puede abrumar la capacidad descomponedora de los ecosistemas naturales. El sistema del Río Illinois fue destruido y, con él, la pesca comercial de especies como tortugas, mejillones y peces. Entre 1900 y 1920, la parte norte del río se convirtió en un desierto biológico casi sin oxígeno disuelto en el agua, clara evidencia de la sobrecarga de contaminación orgánica.
Esta misma historia se repite en los sistemas de agua dulce en todas partes del mundo. El río Rhin está cargado de venenos y ha sufrido matanzas masivas de peces. En el Danubio, se ha visto reducir las poblaciones de muchas especies importantes de peces. El Lago Baikal está bajo amenazas a pesar de todos los esfuerzos por detener la contaminación. Los ríos en América Central están cargados con sedimentos de suelos erosionados en las montañas desnudas. Los ríos japoneses están llenos de desechos industriales. Muchos arroyos en Queensland, Australia, están contaminados con los desechos de las fábricas de azúcar. Un movimiento contínuo y permanente de heces, hidrocarburos clorinados, mercurio, cadmio, cromio, ácidos, álcalis, fertilizantes, aceite de desecho, detergentes, desechos de pulpa, insecticidas carbamatos y sedimentos fluye hacia el mar, pasando a través de estuarios vitales, y amenazando incontables poblaciones con la extinción.
CAVANDO, DERRAMANDO E INUNDANDO
La minería y el procesamiento de minerales y energía tienen efectos amplios sobre los hábitats, tanto a través de ataques directos como a través de la contaminación. La minería presenta la mayor variedad de efectos ya que muchos de sus desechos contienen sustancias tóxicas. Estos venenos llegan a los ecosistemas de agua dulce y, como en el caso de las lluvias ácidas, el impacto sobre los organismos acuáticos puede ser severo.
También es frecuente la contaminación con metales pesados, especialmente con mercurio, cobre, plomo, cadmio, cromio y zinc. Por ejemplo, las minas de plomo en Cardiganshire, Gales, fueron cerradas en 1921, pero los ríos sólo gradualmente recuperaron su diversidad. Los efluentes de las minas puede conducir a una reducción dramática en el oxígeno disuelto en lagos y corrientes, ejerciendo un efecto letal sobre muchos animales. Además, la limpieza de ríos contaminados por minas es extremadamente dificil.
Los derrames de petróleo son otro problema frecuente. Estos derrames amenazan los ecosistemas y vida silvestre costeros. La contaminación por petróleo asalta continuamente a las poblaciones del Pingüino de Patas Negras de África del Sur; sus poblaciones han sido decimadas por estos accidentes. En 1974, las poblaciones del pingüino de Magallanes sufrieron grandes pérdidas cuando un supertanquero de la Shell, el Metuchen, encalló en el Estrecho de Magallanes; este fue el segundo mayor derrame de petróleo hasta su época, y murieron miles de aves. El 24 de Marzo de 1989, el tanquero Exxon Valdez vertió más de 11.2 millones de galones de petróleo en las aguas próximas a la costa de Oregon (Estados Unidos), cubriendo con petróleo a muchas aves y focas; este ha sido uno de los desastres ecológicos mayores de todas las épocas.
Sorprendentemente, la construcción de presas también crea muchas dificultades ecológicas. Dos de las más famosas especies en peligro en Norte América lo son debido a presas. El pez flechero Snail (“Snail darter”) está amenazado por la Presa Tellico en Tennessee. El albarraz Furbish (“Furbish Lousewort”), una planta de flores amarillas de la familia del boca de dragón o antirrino, existe en 18 poblaciones conocidas en Estados Unidos y, de ellas, 13 serán inundadas por la construcción de la Presa Dickey-Lincoln; este proyecto hidroeléctrico también destruye el hábitat de especies como el Águila Calva, el Quebrantahuesos, el Lince, el Gato Montés, la Nutria, la Marta, el Alce, y la Trucha de Dorso Azul, e inundaría una gran superficie de valiosas maderas; la construcción de las líneas de alto voltaje que se originan en la presa destruiría otra gran superficie de bosques vírgenes.
En todas partes, las presas o represas inundan poblaciones naturales y desvía las aguas de sus cursos naturales, modificando o destruyendo hábitats riverinos que son centros de diversidad biológica y los convierte en áreas secas y menos diversificadas. Además, los canales de irrigación son trampas mortales que ahogan aves, serpientes, coyotes, venados y muchas otras especies.
En la India, se cree que una gramínea se ha extinguido debido a que una presa desvió el agua de la cascada que le suministraba la aspersión necesaria para sobrevivir. En la isla Mauricio, un lirio Crinum se extinguió cuando se taparon los escapes de una presa permitiendo que el lago se llenara completamente. En Rusia, se ha construido tantas presas sobre el Volga que este río se ha descrito como “más que un río, es un cadena de 2,300 millas de reservorios creados por las presas hidroeléctricas“. Y tres especies famosas de esturiones del Caspio han sido separados de sus lugares de reproducción por las presas, y estas especies han empezado a declinar severamente.
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