Conservación de las tortugas marinas

Los conservacionistas y los gobiernos están trabajando para reducir las amenazas actuales a las tortugas marinas. La más grave de ellas es el comercio internacional de artículos de lujo derivados de la tortuga marina. Para controlar este comercio, que causa el sacrificio de cientos de miles de tortugas cada año, muchos países se han asociado a la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro (‘Convention on International Trade in Endangered Species’ – CITES). Según CITES, está prohibido el comercio internacional de productos de tortuga, excepto en circunstancias muy especiales. Pese a ello, el comercio en gran escala continúa.

Aretes de concha de carey
Aretes de concha de carey

Algunos países han prohibido o restringido la caza de tortugas marinas o la venta de productos de esas tortugas. En Surinam, por ejemplo, la recolección de huevos se usa para proteger los nidos de la acción de los recolectores furtivos, para trasladar los nidos amenazados por las mareas muy altas y para incrementar la investigación.

Algunos países protegen las áreas de desove y de alimentación de las tortugas. Tal es el caso de una de las mayores playas de desove de las tortugas marinas verdes en la Cuenca del Caribe – Tortuguero, en Costa Rica – que ha sido declarada parque nacional.

Con el propósito de aumentar el número de huevos que llegan a incubarse y el número de tortuguitas que logran encontrar su camino hacia el mar, los gobiernos y las organizaciones conservacionistas han protegido los nidos o incubado los huevos en áreas vedadas al público.

Arribada de tortugas en México
“Arribada” en México

En Rancho Nuevo, México, -una de las principales playa de desove de la tortuga golfina de todo el mundo- el gobierno ha protegido los nidos y trasladado los huevos a zonas seguras. Los huevos son incubados y la mayoría de las crías se sueltan en el mar. Otras tortuguitas procedentes de esa playa han sido criadas hasta la edad de un año en unas instalaciones del Gobierno de los Estados Unidos y luego se han liberado, cuando ya no son tan vulnerables a los depredadores naturales.

Para reducir el número de tortugas que mueren asfixiadas en redes camaroneras, el Gobierno de los Estados Unidos ha inventado un artefacto que no permite que aquellas queden atrapadas, al mismo tiempo que aumenta la cantidad de camarones pescados. En otras áreas, se ha restringido otros tipos de pesca a épocas en las que las tortugas no están presentes en dichas zonas.

Finalmente, la gente ha llegado a darse cuenta de que el desarrollo costero irracional y la contaminación marina no amenazan solamente a las tortugas sino también a muchas otras especies de las que nosotros mismos dependemos para nuestra alimentación y para la producción de la industria química, y la farmacética, lo mismo que para fines turísticos. Sólo el desarrollo que reconozca la importancia de los océanos en buenas condiciones naturales puede asegurar la contínea producción de estos.

Serán necesarios años de tales esfuerzos para invertir el proceso de declinación drástica de las poblaciones de tortugas marinas en todo el mundo. A menos que cada uno de nosotros se empeñe en trabajar para asegurar la supervivencia de las tortugas y otros animales así como de las plantas marinas y terrestres, nuestras propias vidas y las de las generaciones futuras resultarán perjudicadas.

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