Cómo nos afecta

¿Por qué debemos salvar a las especies en peligro? La desaparición de especies en peligro no es una simple tragedia sino un síntoma de una catástrofe planetaria. Junto con cada una de las especies extintas se van otros componentes de su ecosistema – componentes de los sistemas cruciales para la vida en la Tierra.

Estrella de mar
Estrella de mar del Ártico
(Foto de Bodil Bluhm y Katrin Iken/NOAA)

El primer argumento principal en favor de salvar las especies en peligro es que la simple compasión demanda su conservación. Otras formas de vida en este planeta tienen el derecho a la existencia, y las necesidades y deseos humanos no son la única base para las decisiones éticas.

Se ha cuestionado repetidamente el derecho de los humanos a matar a otros animales, a empujar a los organismos hacia la extinción, a jugar a Dios. Para David Ehrenfeld, en su libro La Arrogancia del Humanismo, este es la máxima forma de arrogancia, que los humanos crean que son las únicas formas importantes de vida y que solamente ellos puede decidir si otros deben vivir o morir. Muchos otros creen que el Homo sapiens tiene una gran responsabilidad moral ante la cual no podemos dar la espalda. En parte debido a que tenemos poder para destruirlos, debemos respetar los derechos de los otros organismos de la Tierra.

En segundo lugar, otras especies deben ser conservadas por su belleza, valor simbólico e interés intrínsico. Hay una riqueza de conocimiento que puede obtenerse estudiando los organismos singulares que viven en la tierra, conocimiento que puede usarse para aprender más sobre nosotros mismos. La maravillosa diversidad de este mundo, desde una mariposa Morfo de azul iridescente y el sabio elefante hasta la concha cristalina de una diatomea, es lo que hace a nuestro hogar algo especial.

Delfín
(Foto de Ocean Conservancy)

Es interesante notar que los humanos usan a muchos animales como símbolos de ideas y filosofías, no solamente en marcas comerciales sino también en frases como “fuerte como un buey”, “corazón de león”, “un verdadero tigre”, “bravo como un toro”, “fuerte como un roble”, “libre como un ave”. También se evidencia en tales símbolos nacionales como el águila americana, el oso ruso, y la doble águila de Napoleón. En muchas culturas, las personas han desarrollado relaciones especiales con los animales que veneran. Las personas depende de la naturaleza y de la vida silvestre de maneras fundamentales. ¿Por qué las personas cultiva plantas aún en los peores barrios citadinos, o se rodean de mascotas como perros, gatos, peces y aves? Quizás están tratando de recuperar una manera más natural de vivir, rodeados de plantas y animales. También es posible que las personas sepan intuitivamente que la conservación de la naturaleza es esencial para preservar el espíritu y el cuerpo del ser humano.

Un tercer argumento es económico. Por la conservación de especies en peligro como las ballenas es posible obtener beneficios monetarios anuales cosechando de una manera de producción sostenida. La selva amazónica es un tesoro de organismos, alimentos y medicinas todavía no descubiertos. Igualmente, la crianza de ciertas plantas y animales provee empleo a miles de personas en el mundo. Otras especies proveen beneficios directos a los seres humanos y deben preservarse por esa razón.

Finalmente, el último argumento es el más importante y, a pesar de todo, el menos comprendido ya que implica beneficios indirectos a la humanidad. Otras especies son componentes vivientes de los ecosistemas que proveen a la humanidad con numerosos servicios libres – servicios que si se desorganizan conducirían al colapso de la civilización. Dañando a nuestro bienestar biológico, el Homo sapiens se ataca a si mismo.

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