El problema

Durante los últimos 2,000 años, el mundo ha perdido, por extinción, más de 100 especies o subespecies de mamíferos. Aproximadamente dos tercios de estas pérdidas han ocurrido desde mediados del siglo 19, y la mayoría desde inicios del siglo 20. Además de esos mamíferos ya extintos, muchos más están desapareciendo o amenazados.

 El factor principal en la disminución de la fauna mundial ha sido la sociedad humana moderna, operando ya sea en forma directa a través de una cacería comercial excesiva o, lo que es más desastroso, indirectamente por invasión o destrucción de los hábitats naturales, dando armas de fuego a quienes antes no tenía o la introducción en ciertas áreas (Australia y muchas islas) de mamíferos exóticos más agresivos.

Comparativamente pocas especies parecen haber desaparecido en los últimos años debido a senilidad evolucionaria, enfermedad o cambio climático. Los interesados en la conservación de la vida silvestre reconocen que se requiere mucho más que una simple protección de animales individuales. La conservación de los animales debe empezar con la conservación del hábitat, el área donde los animales se alimentan, descansan y se reproducen. Desde luego que esto involucra mucho más que la simple preservación de la población animal, e incluye la conservación del suelo y la cubierta vegetacional. Pero el inmenso crecimiento de la población humana mundial y sus necesidades económicas en expansión, promoviendo la consiguiente extensión e intensificación de la industria y la agricultura, ha invadido los hábitats naturales que todavía permanecen en el mundo. Esto ha estado asociado con la introducción de nuevos tipos de cultivo, drenaje de humedales, descenso general de la capa freática, contaminación de ríos y lagos, destrucción de los bosques, y el uso indiscriminado de insecticidas y herbicidas. En muchas partes del mundo, ha ocurrido una destrucción amplia de los bosques y de grandes zonas de vegetación natural.

Las actitudes hacia los animales salvajes factibles de ser muertos para alimento, aceite, pieles, plumas o deporte, han ido sufriendo cambios considerables en muchas partes del mundo. Un ejemplo que ilustra bien las actitudes anteriores es el de Gran Bretaña que estuvo implementando durante dos siglos la llamada “protección de los animales de cacería”; el propósito original fue crear artificialmente altas poblaciones de especies deportivas (perdices, faisanes, patos, etc) mientras que, al mismo tiempo, se reducían las poblaciones de los animales depredadores, incluyendo los buhos. Esta alteración del equilibro natural tuvo muchas otras consecuencias, particularmente en la agricultura y la silvicultura. Las poblaciones de conejos y palomas aumentaron rápidamente y causaron daños muy amplios. En algunos lugares de Gran Bretaña, el paisaje fue alterado sembrando bosques y la creacción de otras áreas nuevas, incluyendo lagos artificiales para las aves acuáticas –todo con el propósito de crear grandes poblaciones de ciertas especies cinegéticas. Estas y otras medidas resultaron en que a las especies de caza les fue excepcionalmente bien mientras que otras especies salvajes tuvieron otra suerte. La visión moderna es diferente: la conservación total de la vida silvestre, y esta visión está reemplazando rápidamente a la protección exclusiva de las especies cinegéticas.


Temas:

  1. Qué es vida silvestre?
  2. La conservación de la vida silvestre
  3. ¿Por qué conservar? El problema
  4. Técnicas de conservación