Guerra Domínico-Haitiana II

Primera Campaña



El golpe del 27 de Febrero [de 1844] produjo una inmediata reacción en Haití. El gobierno del Presidente haitiano Charles Hérard ainé, mejor conocido como Rivière, no podía tolerar que en medio de una revolución, como la que él había encabezado, el país se dividiera y los recursos que iban a ser necesarios para pagar a Francia el resto de la deuda se redujeran a causa de la separación de la parte del Este. Su decisión fue someter a los dominicanos por la fuerza de las armas como lo había hecho en el verano del año anterior.

El 2 de marzo de 1844, en Puerto Republicano (actual Puerto Príncipe), el General Hérard-Dumesle, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores y de Guerra y Marina, dirige un mensaje a la Asamblea Constituyente haitiana anunciando “que la revuelta… ha osado enarbolar sus estandartes en diversos puntos del Este”, o sea, en territorio dominicano.

La Asamblea Constituyente haitiana, el 4 de marzo, decretó en su Artículo 1ro.: “El Presidente de la República queda autorizado a movilizar la guardia nacional de todas las comunes de la República, a medida que él lo juzgue conveniente para la necesidad del servicio pública y el establecimiento de la tranquilidad general…”; y en su 2do. Artículo autorizaba al mandatario a mandar personalmente todas las fuerzas de tierra y mar. La guerra, pues, estaba declarada de pleno derecho.

En tal virtud, la Junta Central Gubernativa dominicana, en previsión a los futuros acontecimientos, comenzó a aprestarse para la guerra, movilizando las unidades de las guardias nacionales y “poniendo en marcha los remanentes de los regimientos 31 y 32, a cargo de los Coroneles Manuel Mora y Feliciano Martínez”, batallones que fueron enviados a Azua por la vía marítima, mientras que por tierra se dirigieron hacia allí los cuerpos de San Cristóbal y Baní.

Asimismo la Junta encargó al General Matías Ramón Mella dirigirse al Cibao para organizar la defensa del Norte mientras que el llamado Cordón del Sur fue puesto a cargo del Coronel Antonio Duvergé hasta la llegada del General Pedro Santana, designado como Comandante en Jefe del Ejército Expedicionario de la Frontera del Sur.

También se tomaron medidas para la formación y armamento de una flotilla naval, comenzando con la goleta-bergantín “Eleonore”, propiedad del súbdito británico Abraham Coén y las goletas “María Chica”, propiedad de los hermanos catalanes José y Francisco Ginebra, y la “María Luisa”, de la firma de los italianos Pellerano y Maggiolo,

El día 9 de marzo la Junta Central Gubernativa dirige al Presidente de Haití Charles Hérard ainé, una comunicación notificándole oficialmente la Independencia dominicana y enviándole dos copias de la Manifestación del 16 de enero, por cuyos principios se regía el Gobierno provisional hasta tanto el país tuviese una Constitución.

En dicha comunicación, la Junta reitera la voluntad dominicana de constituirse en un Estado libre e independiente y, entre otros, expresa los conceptos siguientes: “estamos resueltos a dar al mundo entero el espectáculo de un pueblo que se sacrificará en la defensa de sus derechos y que se reducirá a cenizas y escombros si sus opresores que se vanaglorian de libres y civilizados nos quisieran imponer condiciones aún más duras que la muerte”.

Ese mismo día (9 de marzo), el Presidente Hérard ainé, a la cabeza de un fuerte contingente de tropas expedicionarias, inicia su movilización hacia el Este. Esas tropas, calculadas en un total de 30,000 hombres, estaban dispuestas en tres divisiones:

  1. Las tropas del Departamento Sur, reunidas en la Plena del Cul-de-Sac, marcharían por el Sur, a través del camino de los lagos y el valle de Neiba hasta Azua, bajo el mando del General de Caballería Agustín Souffrant.
  2. La columna del centro, al mando personal del propio Hérard, marcharía por el centro a través del Valle de San Juan hasta Azua, objetivo intermedio, para reunirse allí con Souffrant.
  3. Las tropas del Norte y del Artibonito, a cargo del anciano General Jean Louis Pierrot, que se reunieran en Cabo Haitiano, para marchar a través de las sabanas noroestanas y tomando el camino de Los Hatos o de Entre Ríos reunirse en Santiago con el General Morisset para entonces continuar la marcha hacia Santo Domingo (Hérard desconocía en ese momento que el pasado 6 de marzo Morisset había capitulado en la plaza de Santiago).
Rutas de los ejércitos haitianos invasores
(en gris, tramos que no pudieron recorrer debido a las derrotas en Azua y Santiago)

Al llegar a Las Caobas (Haití), el día 12, Hérard lanzó una proclama mediante la cual dejaba iniciada su llamada Campaña del Este en la cual anunciaba: “Haitianos, dentro de unos días llegaré a las puertas de Santo Domingo. Treinta mil hombres, un parque de artillería compuesto de obuses y piezas de gruesos calibres asegurarán el éxito de esta campaña… no vacilaré en emplear la fuerza y la voluntad que debe sofocar la revuelta y hacer que la bandera que la independencia ilustró vuelva a ondear sobre la catedral de la más antigua ciudad del Nuevo Mundo”.

El General Pedro Santana, al mando de un ejército que se inició originalmente con unos 600 milicianos reclutados entre sus monteros de El Prado, pero que fue engrosándose con voluntarios y alistados de todos los pueblos y campos del Este, a los que se sumaron otros, incorporados en Santo Domingo, con todo lo cual se formó una tropa de dos mil hombres, inicia el día 13 de marzo su movilización hacia las regiones del Sur, a fin de enfrentarse con las fuerzas expedicionarias de Hérard. Otras fuerzas se debían agregar a su paso por las villas de esa región (San Cristóbal, Baní, Azua, etc.).


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