Sobreexplotación

La sobreexplotación es la desaparición de tantos individuos que la población no puede mantenerse por sí sola. Desde el siglo 17, la sobreexplotación a nivel mundial de animales, para alimento y otros productos, ha causado que numerosas especies se extinguieran o se encuentren en peligro.

Ballenas cazadas en una playa de Hvalba, Islas Feroe después de caza en 2005.
Foto de Wikimedia, CC BY-SA 3.0,

Uno de los ejemplos más conocido de explotación comercial es el de la industria ballenera, en la cual las ballenas son asesinadas para conseguir su aceite y carne. Esta costumbre ha llevado al borde de la extinción a muchas especies de ballenas. Tiempo atrás, los humanos no podían amenazar seriamente a las ballenas debido a la tecnología más bien primitiva; un viaje de tres años mataría menos de cien ballenas. Sin embargo, en 1967, alrededor de 60,000 fueron muertas produciendo alrededor de 1.5 millones de barriles de aceite.

Debido a que las especies mayores habían desaparecido casi por completo, la actividad se expandió a las más pequeñas, Esperma y Minke. Aunque los grupos conservacionistas le pedían constantemente a los balleneros que permitieran que se recuperaran las poblaciones de ballenas, ellos continuaron cazando usando equipos avanzados tecnológicamente y aumentando la matanza.

Sin embargo, la industria ballenera piensa estrictamente en términos económicos. Desde su punto de vista, la mejor estrategia es continuar cazando hasta que las capturas no devuelvan un beneficio apropiado. Entonces los barcos balleneros serían usados para otros propósitos o vendidos, y el dinero usado para explotar algún otro recursos. La gente piensa que el futuro está tan distante que no le afectará. Esta actitud es conocida económicamente como “descontando el futuro”, en el cual el futuro es ignorado y el valor de una ballena productora de aceite y carne dentro de un siglo es cero.

También las ballenas son lo que se conoce como recurso de “propiedad común” lo que significa que nadie es dueño de las ballenas por lo que son “de quien las coja“. Si todo el mundo pensara de esta manera, actuar de acuerdo a su propio interés, el resultado puede ser muy trágico.

No solamente la industria ballenera se ha desarrollado grandemente; también lo ha hecho la industria pesquera en general. La capacidad de los pescadores comerciales para conseguir mayores cosechas ha aumentado debido a buques mayores y más rápidos, sonares y mejores redes, lo que ha redundado en una reducción notable de las poblaciones pesqueras. Entre 1966 y 1970, las capturas de arenque disminuyó casi en un 100%, de 1.7 millones de toneladas a 20,000 toneladas. Los pescadores de sardina de California (Estados Unidos) pescaron 750,000 toneladas en la estación 1936-1937 pero, apenas 21 años después, solamente pudieron pescar 17 toneladas. Hasta el día de hoy, el caladero no ha podido recuperarse. Además, cuando un tipo específico de pez se vuelve escaso, su valor y precio aumenta lo cual da mayor incentivo a los pescadores para pescarlo. Todo esto hace que le sea difícil para esas especies el sobrevivir.

Red repleta de peces
Red repleta de peces
(Foto de NOAA)

Las poblaciones más pequeñas de peces son, obviamente, las más vulnerables a la extinción que los cardúmenes mayores. En ciertos casos, la disminución de la población creada por la sobreexplotación puede determinar cambios en el ecosistema circundante lo que, eventualmente, puede causar su extinción. Esta pueda ser la razón por lo que la industria de la sardina californiana no ha podido recuperarse – la disminución de la población de sardina permitió un aumento de su principal competidor, la anchoa, que puede haber cambiado el ambiente de la sardina.

Aún cuando la sobreexplotación ha hecho un gran daño, el mayor daño a la vida marina ha sido hecho por la degradación general del ambiente. La mayor parte de la vida oceánica está concentrada en aguas someras próximas a la costa; de hecho, el mar abierto se asemeja a un desierto biológico, produciendo solamente una pequeña fracción de la captura mundial de peces. Por consiguiente, las poblaciones marinas que ya han sido explotadas también son las que están sufriendo la fuerte contaminación (ya que la mayoría de los contaminantes son vertidos en el mar cerca de la costa).

Lo mismo pasa con muchos organismos que viven en estuarios, las bocas de ríos y arroyos donde se mezclan las aguas dulce y salada; estas áreas están altamente amenazadas debido a la magnitud de la contaminación y a que el desarrollo urbano está ocurriendo cerca de ellas. De esta manera, muchas especies marinas están siendo empujadas hacia la extinción debido a una combinación de factores.

El mismo destino de la ballena y la sardina ha sido enfrentado por muchos otros organismos: han alcanzado la extinción económica en que ya no da beneficios monetarios la captura de la especie. Aún cuando la especie no se haya realmente extinguido, no se puede ignorar la enormidad de la extinción económica: da tristeza pensar que una especie pueda ser reducida en tal magnitud. Y los efectos de tan grandes disminuciones son tan extraordinarios y peligrosos que pudiéramos no darnos cuenta de nuestra estupidez hasta que ya es demasiado tarde.

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